Reuse the Fallen Church

La propuesta para la Chiesa Diruta comienza, primero que todo, con una intervención a nivel urbano y una lectura holística de todo el centro histórico. Mediante una operación de vaciado, se eliminan ciertas edificaciones a lo largo de toda la ciudad antigua, ayudando a formar un eje vertebrador que comunique todos los hitos de Grottole. Con los materiales obtenidos en esta primera fase se construirá la sala de conciertos, entendiendo la ciudad como una gran fuente de ‘material disponible’. El resultado es una intervención anónima que busca no ser percibida y que se adapta a la ruina, reconociendo sus rincones e imitando su materialidad

Con los escombros obtenidos en las demoliciones se construye la propuesta en el interior de la iglesia. Los materiales empleados se adaptan a la composición de la ruina, usando piedra y adobe para las partes exteriores (como los contrafuertes o el campanario) y ladrillos cerámicos para los fragmentos interiores (como las cornisas o las pilastras). Esta lógica permite una imagen de ‘no intervención’, donde cada fragmento añadido consigue mimetizarse.

De igual modo que en la Ópera de Paris de Charles Garnier, se concibe la sala de conciertos como un lugar de ‘doble espectáculo’: el teatral y el social. El espectáculo social es el lugar de encuentro previo a la función, donde los espectadores socializan, admiran la ruina y observan el paisaje. Es por este motivo que los espacios de encuentro (foyer, bar, escaleras) se ubican en el transepto, donde la altura es mayor y las vistas son más majestuosas. El auditorio, en cambio, se encuentra en la nave principal, recluyéndose para focalizar toda la atención en la función y, a la vez, permitir un mejor acondicionamiento acústico gracias a las irregularidades de los muros.

De igual modo que en la Ópera de Paris de Charles Garnier, se concibe la sala de conciertos como un lugar de ‘doble espectáculo’: el teatral y el social. El espectáculo social es el lugar de encuentro previo a la función, donde los espectadores socializan, admiran la ruina y observan el paisaje. Es por este motivo que los espacios de encuentro (foyer, bar, escaleras) se ubican en el transepto, donde la altura es mayor y las vistas son más majestuosas. El auditorio, en cambio, se encuentra en la nave principal, recluyéndose para focalizar toda la atención en la función y, a la vez, permitir un mejor acondicionamiento acústico gracias a las irregularidades de los muros.

Las comunicaciones verticales funcionan como un recorrido museizado que explora toda la ruina. Los pavimentos se adhieren a los muros como un ‘doble fondo’ (en el transepto y en el campanario) para ascender y llegar hasta la coronación de los contrafuertes. Aquí los pavimentos simulan ser una cornisa más, expendiéndose para formar graderíos desde donde ver el escenario o formando miradores.

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