Ghost Town Refugee. Craco

Más allá de entender el refugio como un objeto, el proyecto actúa en Craco de forma global. La intervención posa sobre las ruinas un pavimento continuo que conecta los refugios y articula una nueva estructura urbana. Como si de una alfombra infinita se tratase, el nuevo plano del suelo dilata el espacio público y, mediante miradores, lo diluye en el paisaje.

Este plano continuo se elabora y construye con los restos pétreos que yacen en las colinas. De este modo las edificaciones degradadas pasan a ser “ruinas operativas”, se convierten en un recurso aprovechable para generar la intervención.

Más allá de entender el refugio como un objeto, el proyecto actúa en Craco de forma global. La intervención posa sobre las ruinas un pavimento continuo que conecta los refugios y articula una nueva estructura urbana. Como si de una alfombra infinita se tratase, el nuevo plano del suelo dilata el espacio público y, mediante miradores, lo diluye en el paisaje.

El programa público se descentraliza, diseminándose a lo largo de Craco para obligar a recorrerlo, ocupando de forma estratégica los hitos que aún conserva la ciudad. La torre Normanna, junto a la antigua iglesia y otras edificaciones, albergan los equipamientos.

Usando los medios mínimos, se aporta domesticidad únicamente con piezas de mobiliario. Se introduce así la escala humana en la ruina, convirtiéndola en un espacio habitado

Una sencilla caja de vidrio alberga las suites y los refugios. Se diluye entonces, con una piel casi inexistente, el límite entre lo habitado y lo admirado, reconociendo la huella de las memorias mudas que habitan la ruina.

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